sábado, 21 de enero de 2012

“No es lo mismo (Alejandro Sanz dixit)” o “El PAE y las 3 enes (por Barrio Sésamo)” Episodio IV

Tras una larga temporada desaparecido, retomo, poco a poco, todo lo que había quedado aparcado.

Avanzando hacia el final de la hexalogía de “El PAE y las 3 enes”, hoy nos metemos de lleno en los “resultados enfermeros”, coloquialmente conocidos como NOCs.

Una parte importante, casi el 100%, de los registros del enfermero, desde aquellos tiempos pretéritos en los que sólo registrábamos en papel (y aún se sigue haciendo), se destinaba a describir el estado del enfermo durante nuestro turno de trabajo, con información tan importante como la presencia o no de dolor, el estado de ánimo, la evolución de las heridas, el buen funcionamiento de los drenajes, las sondas vesicales o las vías venosas. Fundamental era la información sobre la remisión del dolor tras administrar un analgésico, la disminución de la ansiedad con la mera explicación del procedimiento que se iba a realizar sobre el cuerpo del enfermo e. incluso, la nimia resolución del picor de una piel deshidratada con la simple aplicación de una crema hidratante.

¡Qué importante y útil esa información en un solo registro aislado!
Imagina cuan infinitamente mejor la lectura de múltiples registros consecutivos.

Ahí teníamos, codificado en lenguaje escrito, el estado del enfermo en todo momento, una sucesión de fotografías del estado de nuestro leitmotiv.

Incluso, algunos profesionales, médicos, trabajadores sociales o fisioterapeutas, lo leían dada la tremenda e importante información que contenía.

Pero determinadas costumbres y /o imprecisiones actuaban (y continúan haciéndolo) como auténticos nubarrones negros (y no me refiero a los tachones mal realizados) que enturbiaban e impedían ver claramente el inmenso cielo que representaba el estado del enfermo.
Desde pequeños jirones, como “la herida va bien” o “pasa bien la noche”, al preludio de tormenta que oscurece el día, “Sin incidencias”, que si se convertía en “S.I.” ya era para apagar e irnos todos a tomar viento fresco.

¿Cómo podíamos evitar la imprecisión en el registro del estado del enfermo?
¿Cómo conseguir que todos los enfermeros y restos de profesionales entendiéramos lo mismo y supiéramos, inequívocamente, cuánto dolor, cuánta ansiedad, cuánta mejoría presentaba la herida o cuánto normal era la diuresis?

La única solución era definir, clasificar y cuantificar los diversos estados que podía presentar una persona, es decir, crear una herramienta que nos permitiera “objetivizar” incluso los estados subjetivos, que nos permitiera medir y obtener un resultado legible por todos. En resumen, estandarizar.

¡Qué ardua y difícil tarea!

Pero, por suerte, teníamos a las enfermeras, laboriosas como abejas, de la Universidad de Iowa, que decidieron coger el toro por los cuernos y desarrollaron la “Nursing Outcomes Clasification” (NOC) que, traducido al español, queda algo así como “Clasificación de Resultados Enfermeros.”

¿Resultados?
¿Pero no estábamos hablando del “Estado de la persona” (No confundir con las repúblicas independientes que promueve Ikea)?

Pues ya la tenemos liada. Yo he venido a hablar de los estados del enfermo cual Umbral de su libro y llegan las de “Aioua” y su NOC y me confunden hasta el punto de sentirme un Dinio con cofia, da igual si es de día o de noche, por lo que no me queda otra que seguir a lo mío y llenarlo todo de nubarrones “S.I.”

Tenemos que tener un poco de paciencia, que si gastamos media hora para comprender las nuevas reglas de la casa de Gran Hermano, creo que no es pedir demasiado 5 minutos para entender la íntima relación “Estado/Resultado” que nos venden (nunca mejor dicho) las compis de allende el Atlántico.

La NOC codifica los diversos estados de la persona y nos permite medirlos, obteniendo una cifra numérica entre 1 (el peor estado posible) y 5 (el mejor estado posible) en comparación con una persona sana de la misma edad.

La NOC nos permite, y en un principio para ello se creó, fijar un objetivo, partiendo de un estado base y evaluar si se consigue o no el “RESULTADO” esperado o fijado tras realizar la intervención necesaria. De ahí, es de cajón, que la clasificación reciba ese nombre…aunque clasifique estados del enfermo.

Es decir, teniendo un enfermo con un estado X con una puntuación de 1 quiero que el enfermo pase a un estado de 4 (mucho mejor que el de base).

Como vemos, la NOC es fundamental en las fases de Planificación (cuando marcamos los objetivos) y de Evaluación (cuando valoramos si se ha conseguido el resultado esperado) del Proceso de Atención de Enfermería.

Sin embargo, también extiende sus largas y poderosas raíces en la fase de Diagnóstico, donde puede utilizarse para ayudarnos, al determinar el estado base del enfermo a confirmar o rechazar el diagnóstico enfermero.

Para facilitar la valoración del resultado, la NOC incluye, para cada uno de los resultados/estados una serie de indicadores (que también se puntúan de 1 a 5) que, con la puntuación obtenida por cada uno, permite inducir la puntuación del resultado.

Veamos un ejemplo para facilitar la comprensión.

Utilizaremos el problema que usamos de ejemplo en el primer episodio de la hexalogía “¡Está lloviendo!”. (Como comprendo a Tolkien y Lucas (George, no el de Chiquito). Creas un universo por capítulos y nada mejor que retrotraerte a hechos acaecidos en episodios anteriores para dotar de coherencia a la serie…)

Pues eso, volviendo al problema, ya marcamos en el primer episodio que nuestro objetivo era: “Salir de casa y llegar a donde quiero ir mojándome lo menos posible”. El estado que buscamos y debemos valorar es el de cómo de mojados estamos. Ya que no existe, lógicamente, un NOC para ello porque no es un problema enfermero, nos creamos uno “ad hoc” y de paso inventamos un concepto para nombrar el fenómeno de empaparnos con la lluvia: “Mojación” (Sí, sé que podría haberse usado empapamiento pero me mola más ser creativo).

Así que como lo que nos interesa es llegar secos, nos centramos en el Resultado (inventado, recuerdenlo):
Nivel de mojación. Incluye los indicadores (que no es necesario valorar todos):
-    Camisa
-    Pantalón
-    Zapatos
-    Pelo
-    Piel
Todos ellos se puntuaran valorándolos con la siguiente escala de Likert:
1. Excesivamente mojado; 2. Sustancialmente mojado; 3. Moderadamente mojado; 4. Levemente mojado; 5. No mojado.

Pero también podemos centrarnos en si se realizan las intervenciones necesarias para evitar la “mojación” con el NOC:
Prevención de la mojación, con los indicadores:
-    Uso del paraguas cuando llueve
-    Uso de ropa impermeable
-    Uso de transporte con techo cuando llueve
-    Se refugia de la lluvia bajo las cornisas de los edificios
-    …

Se valoran con la escala de Likert:
1. Nunca demostrado; 2. Raramente demostrado; 3. A veces demostrado; 4. Frecuentemente demostrado; 5. Siempre demostrado.

Un problema (diagnóstico) real provocará puntuaciones bajas del NOC y su incremento, a puntuaciones elevadas mantenidas, implicará la resolución del problema.

El riesgo de aparición de problemas (diagnósticos de riesgo) se traducirá en puntuaciones elevadas del NOC y nuestras intervenciones estarán dirigidas a mantenerlas altas. La disminución de la puntuación indicará que el problema ha aparecido

Para seleccionar los NOC (Estados/resultados) adecuados es importante la precisión diagnóstica (a la que el mismo NOC ayuda), pero por hoy descansamos de complejidades que ya habrá tiempo de hablar de ello en otra entrada.